Aprendo, emprendo y crezco

Por: Luisa Bernhardt Es sorprendente como en ocasiones en la sociedad se invalida a las personas de la tercera edad a la hora de iniciar un proyecto o aprender algo nuevo, sin importar el área o tema en cuestión, alegando que por sus años los bríos han disminuido y por lo tanto la posibilidad de éxito es mínima,  o que el aprendizaje no será efectivo ya que no se asimilaran los conocimientos de la misma forma que si estuviera en sus años mozos. Frases como “loro viejo no aprende a hablar” salen a relucir a la hora de abordar estos temas, lo que nos lleva a pensar: será realmente la edad un impedimento a la hora de emprender y aprender, o hay algo más allá de la curva?. Hoy quiero compartir con ustedes esta anécdota, y como si fueran espectadores en una obra de teatro, evalúen la escena y saquen sus conclusiones. Dominga, quien se desempeña como conserje, es una mujer de 62 años con el espíritu de una niña de 15; llena de energía y en constante movimiento, lo que...

Por: Luisa Bernhardt Es común escuchar por parte de nuestros padres, familiares, amigos y allegados que aquellas personas que no terminan una carrera universitaria, están destinados a fracasar y más aún cuando se es mujer. En muchas ocasiones, la recomendación para las mujeres es buscar un buen esposo o compañero que supla las necesidades básicas, lo que limita la mujer al rol de dependiente. Entonces, surge la pregunta: ¿De qué otra forma se puede lograr el éxito, si no se han “tirado páginas para la izquierda”? La respuesta puede sonar trillada y repetida en múltiples ocasiones, pero sigue siendo la única: emprendiendo, puede sonar como un cliché, pero es cierto. Las mujeres por naturaleza tenemos esa sed de aprender algo nuevo constantemente, actividades tan sencillas como tejer, bisutería, macramé y hasta la un poco olvidada técnica de porcelanicron pueden hacer la diferencia entre esperar que llegue el día de pago o convertirte en una emprendedora que está g...